Los registros de Irak y los cables

A pesar de estas peleas, Wikileaks y sus socios de los medios siguieron adelante con la publicación del segundo gran alijo de documentos: los expedientes del campo de batalla de Irak. Assange dio la colección a Leigh el 7 de julio y la introdujeron directamente dentro del sistema de producción creado para los registros afganos. En el calendario original, los registros de Irak se publicarían dos semanas después de los registros de Afganistán -el 8 de agosto-. Pero el viernes 30 de julio Assange contactó con Leigh para plantearle una retraso de al menos seis semanas. Assange quería introducir a la televisión dentro del conjunto; en concreto, quería que tanto Al Jazeera como la Oficina de Periodismo de Investigación (BIJ), una joven empresa de producción del Reino Unido, produjesen documentales (la pieza de BIJ se emitiría en Channel 4).

Leigh decidió negociar. The Guardian podría considerar una demora hasta finales de septiembre o principios de octubre, dijo, si Assange le daba la tercera tanda completa: una colección de cables diplomáticos estadounidenses. The Guardian , argumentó, necesitaba ver si había algo de valor en los documentos. La fecha límite para publicar los cables, si lo merecían, sería mediados de octubre. Assange estuvo de acuerdo, a condición de que el director Rusbridger escribiera una carta aceptando tres puntos: no permitir de ningún modo que los cables fueran accesibles online (ni córreo electrónico, ni disco compartido, ni en la nube, etc.), no publicarlos sin el consentimiento de Assange y no entregar los cables a nadie más. Eso significaba que, por el momento, ni Der Spiegel ni The New York Times podrían tener una copia. Rusbridger así lo hizo y, el martes 3 de agosto, Leigh se dirigió hacia el norte para sus vacaciones anuales de tres semanas en las tierras altas de Escocia, con una memoria USB que contenía 250.000 cables diplomáticos estadounidenses, el equivalente a 2.000 libros [15] .

No fueron realmente unas vacaciones. Mientras que el equipo de The Guardian en Londres luchaba por dar sentido a 391.000 informes de la guerra de Irak, Leigh analizaba los cables para averiguar qué tenía. El editor de sistemas Frayman, le había ayudado de nuevo dividiendo el archivo de los cables (demasiado grande para verlo en un ordenador portátil) en 87 piezas manejables, de unos 20 megabytes cada una. Leigh buscó en ellos por palabras clave y frases. Por ejemplo, introdujo el nombre “Megrahi" -un oficial de inteligencia libio condenado por su participación en el atentado de Lockerbie de 1988 y liberado de una cárcel escocesa por funcionarios del Reino Unido en 2009-.

Los resultados, señala Leigh, fueron increíblemente emocionantes. Durante tres semanas, obligado a guardar secreto, examinó los cables lo más sistemáticamente que por sí solo podía. Así lo recuerda:

Yo estaba lanzando el anzuelo en una laguna y viendo si algún pez picaba (se acercaba)… En una o dos semanas, para mí resultaba evidente que había cerca de dos docenas de noticias, cada una de las cuales normalmente sería la noticia principal en la portada de un periódico. Así que estaba pensando que era un pastel muy rico [16] .

Descubrió que había pocos documentos anteriores a 2006 y el registro terminaba en febrero de 2010. Los cables cubrían unos 100 países. Había cables sobre Irán, Yemen, Arabia Saudita, Rusia -incluso sobre el Príncipe Andrés de Gran Bretaña-. Leigh volvió a Londres a principios de septiembre con una lista de al menos 20 noticias. Pero también se encontró de lleno con un nuevo capítulo de la historia de Julian Assange.

Cargos sexuales . El sábado 21 de agosto Davies había llamado a Leigh a Escocia con noticias inquietantes. Assange había sido acusado de violación en Estocolmo por dos mujeres suecas. Así Leigh hubo digerido la noticia, los dos especularon qué podría estar detrás de esta acusación descabellada. Revisaron la lista de los potenciales enemigos de Assange, incluyendo la CIA. “Caminando sobre márgenes distantes", señala Davies, ''[consideramos] posible que pudiese ser verdad". Con todo, éste parecía ser el caso, las mujeres consideraban que habían sido asaltadas. Leigh informó de la noticia desde Escocia, dictándola para el periódico del lunes. Él y Davies decidieron que su única opción era “informar de los hechos por completo", incluso si Assange se sentía ofendido.

La acusación de violación cambió rápidamente por la de “acoso sexual". Sin embargo, Assange tenía una situación complicada entre manos. El 27 de septiembre, preocupado por la detención, se trasladó de forma permanente de Suecia a Londres. También The Guardian no podía evitar preocuparse por su estrecha colaboración con una persona ahora involucrada en una historia muy diferente. “Pudimos notar que se dedicaba a desinformar" acerca de lo que había sucedido, recuerda Davies. “Lo que fue muy preocupante para nosotros", añade Leigh.

Los cargos por acoso sexual también afectaron a la publicación de los registros de la guerra de Irak. A finales de septiembre, Assange suplicó una prórroga: Wikileaks no había tenido oportunidad de redactar aquellos que, después de la reacción de julio, quería corregir. Así que retrasaron de nuevo la fecha de publicación al viernes 22 de octubre. Los tres socios iniciales continuaron coordinando sus esfuerzos. Channel 4 emitiria la película de BIJ, mientras que CNN y Al Yazira publicarían por su cuenta noticias relacionadas [17] .

Publicación . Una vez más la publicación se realizó sin problemas. El público tuvo acceso a los registros de la guerra de Irak entre 2004 y diciembre de 2009. Assange organizó su propio acto de presentación en el hotel Park Plaza de Londres. Esta vez, había cuidado no incluir nombres de informantes y otras personas que pudieran sufrir represalias. Al igual que con los registros de Afganistán, los medios informativos asociados eligieron cada uno su propio enfoque: The New York Times sobre la tortura de los prisioneros por las fuerzas iraquíes, sobre los contratistas privados, y la participación de Irán; The Guardian sobre la muerte y tortura de civiles, incluidos los detenidos bajo supervisión iraquí; y Der Spiegel sobre la misma filtración y la impotencia de las tropas estadounidenses en Irak. Pero la calma no se mantendría por mucho tiempo.


[15] Leigh y Harding, p.140.

[16] La autora entrevistó a David Leigh en Londres el 8 de marzo de 2011. Todas las citas de Leigh, a menos que se indique, son de esta entrevista.

[17] Además Assange entregó de manera unilateral los registros de Irak a Le Monde una semana antes de su publicación, pero el equipo no estaba tratando de coordinarse con el periódico francés.